Gracián Quijano *
Cedro del Líbano, erguido y susurrante,
hincando su raiz, en nuestro suelo;
soñaba ser saeta en amplio vuelo,
y cuna, y barca, timón y baluarte.
Pensaba con llegar en sumo arranque
a las nubes que bogan en el cielo,
haciendo de su sabia, anhelo
como un gentil y arrollador gigante.
Mas la gubia señera y arrogante
de un andaluz creyente imaginero,
cambió lo duro, en vida palpitante,
Y una Virgen señera, Madre amante,
con perfume de mar de tierra y cielo,
se hizo creación rendida y suplicante.
Torremolinos, 1965
* Consejero de número del Instituto de Estudios Giennenses
Versos dedicados a la imagen de María Auxiliadora que se venera en la Iglesia a ella consagrada de los PP. Salesianos, S.D.B., de Úbeda.